SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS DÍA 5
enero 13, 2021
Permaneced en mi amor y
daréis fruto en abundancia (cf. Jn 15, 5-9)
Dejarse trasformar por la Palabra
«Vosotros ya estáis limpios por la palabra…» (Cf. Juan 15, 3)
Deuteronomio 30, 11-20. La palabra de Dios está muy cerca de ti
Este
mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas ni está
fuera de
tu alcance. No está en el cielo, para que preguntes: «¿Quién puede subir
al cielo
por nosotros para que nos lo traiga, nos lo dé a conocer y lo pongamos
en
práctica?». Tampoco está más allá de los mares, para que preguntes: «¿Quién
cruzará
por nosotros hasta el otro lado de los mares, para que nos lo traiga, nos
lo dé a
conocer y lo pongamos en práctica?». La palabra está muy cerca de ti,
la tienes
en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirla. Hoy te propongo
que
escojas entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Si cumples
los
mandamientos del Señor tu Dios, que yo te prescribo hoy, amando al Señor
tu Dios,
siguiendo sus caminos y poniendo en práctica sus estatutos, normas y
preceptos,
vivirás, crecerás y te bendecirá en la tierra que vas a entrar para tomar
posesión
de ella. Pero si tu corazón se rebela y no obedeces, si te dejas seducir y
te
postras ante otros dioses y les rindes culto, te anuncio hoy que serás
destruido
sin
remedio, y no vivirás mucho tiempo en la tierra a la que vas a entrar para
tomar
posesión de ella después de cruzar el Jordán.
Pongo
hoy como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te he dado a
elegir
entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la
vida y
viviréis tú y tu descendencia. Ama al Señor tu Dios, obedécele y sé fiel
a él; en
ello te va la vida, y el Señor te concederá muchos años de vida para
habitar
en la tierra que él te había prometido según juró a tus antepasados, a
Abrahán,
Isaac y Jacob.
Mateo 5, 1-12. Bienaventurado
Cuando
Jesús vio todo aquel gentío, subió al monte y se sentó. Se le acercaron
sus
discípulos, y él se puso a enseñarles, diciendo: «Felices los de espíritu
sencillo,
porque suyo es el reino de los cielos. Felices los que están tristes,
porque
Dios mismo los consolará. Felices los humildes, porque Dios les dará
en
herencia la tierra. Felices los que desean de todo corazón que se cumpla
la
voluntad de Dios, porque Dios atenderá su deseo. Felices los misericordiosos,
porque
Dios tendrá misericordia de ellos. Felices los que tienen limpia la
conciencia,
porque ellos verán a Dios. Felices los que trabajan en favor de la
paz,
porque Dios los llamará hijos suyos. Felices los que sufren persecución
por
cumplir la voluntad de Dios, porque suyo es el reino de los cielos. Felices
vosotros
cuando os insulten y os persigan, y cuando digan falsamente de
vosotros
toda clase de infamias por ser mis discípulos. ¡Alegraos y estad contentos,
porque
en el cielo tenéis una gran recompensa! ¡Así también fueron
perseguidos
los profetas que vivieron antes que vosotros!».
Meditación
La
Palabra de Dios está muy cerca de nosotros. Es una bendición y una promesa
de
felicidad. Si abrimos nuestros corazones, Dios nos habla y pacientemente
transforma
lo que se está muriendo en nosotros. Elimina lo que impide
el
crecimiento de la vida real, así como el viñador poda la vid.
Meditar
regularmente un texto bíblico, solo o en grupo, cambia nuestra perspectiva.
Muchos
cristianos rezan las Bienaventuranzas todos los días. Las
Bienaventuranzas
nos revelan una felicidad que está oculta en aquello que
aún no
se ha cumplido, una felicidad que permanece a pesar del sufrimiento:
bienaventurados
aquellos que, tocados por el Espíritu, ya no retienen sus
lágrimas,
sino que las dejan fluir y así reciben consuelo. A medida que descubren
la
fuente oculta dentro de su paisaje interior, crece en ellos el hambre de
justicia
y la sed de comprometerse con otros por un mundo de paz.
Estamos
llamados constantemente a renovar nuestro compromiso con la vida
a través
de nuestros pensamientos y acciones. Hay momentos en los que ya disfrutamos,
aquí y
ahora, de la bendición que se cumplirá al final de los tiempos.
Ora y
trabaja para que Dios reine.
Que
durante toda la jornada
la
Palabra de Dios vivifique tu trabajo y tu descanso.
Mantén
en todo el silencio interior
para que
puedas habitar en Cristo.
Deja que
el espíritu de las Bienaventuranzas colme tu vida:
alegría,
sencillez, misericordia.
Estas palabras son recitadas diariamente
por la Comunidad de las Hermanas de Grandchamp
Oración
Bendito
seas, Dios Padre nuestro,
por el don
de tu palabra en la Sagrada Escritura.
Bendito
seas por su poder transformador.
Ayúdanos
a elegir la vida y guíanos con tu Espíritu,
para que
podamos experimentar la felicidad
que
tanto deseas compartir con nosotros.
Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias
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