SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS DÍA 7
enero 13, 2021Permaneced en mi amor y
daréis fruto en abundancia (cf. Jn 15, 5-9)
Crecer en unidad
«Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos» (Juan 15, 5a)
1 Corintios 1, 10-13; 3, 21-23. ¿Está dividido
Cristo?
Pero
tengo algo que pediros, hermanos, y lo hago en nombre de nuestro Señor
Jesucristo:
que haya concordia entre vosotros. Desterrad cuanto signifique
división
y recuperad la armonía pensando y sintiendo lo mismo. Digo esto,
hermanos
míos, porque los de Cloe me han informado de que hay divisiones
entre
vosotros. Me refiero a eso que anda diciendo cada uno de vosotros: «Yo
pertenezco
a Pablo», «yo a Apolo», «yo a Pedro», «yo a Cristo». Pero bueno,
¿es que
Cristo está dividido? ¿Ha sido crucificado Pablo por vosotros o habéis
sido
bautizados en su nombre?
Que
nadie, pues, ande presumiendo de los que no pasan de ser seres humanos.
Todo os
pertenece: Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, lo
presente
y lo futuro; todo es vuestro. Pero vosotros sois de Cristo, y Cristo es
de Dios.
Jn 17, 20-23. Como tú y yo somos uno
Y no te
ruego solo por ellos; te ruego también por todos los que han de creer
en mí
por medio de su mensaje. Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre,
estás en
mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo
el mundo
creerá que tú me has enviado. Yo les he comunicado la gloria con
que tú
me has glorificado, de manera que sean uno, como lo somos nosotros.
Como tú
vives en mí, vivo yo en ellos para que alcancen la unión perfecta y
así el
mundo reconozca que tú me has enviado y que los amas a ellos como
me amas
a mí.
Meditación
En la
víspera de su muerte, Jesús oró por la unidad de aquellos que el Padre
le había
entregado: «para que todos sean uno (...); para que el mundo crea».
Unidos a
él, como el sarmiento a la vid, compartimos su misma savia que
circula
en nosotros y nos revitaliza.
Cada
tradición busca llevarnos al corazón de nuestra fe: la comunión con
Dios, a
través de Cristo, en el Espíritu. Cuanto más vivimos esta comunión,
más nos
unimos con otros cristianos y con toda la humanidad. Pablo denuncia
una
actitud que ya había amenazado la unidad de los primeros cristianos:
absolutizar
la propia tradición en detrimento de la unidad del cuerpo de Cristo.
Las
diferencias se convierten entonces en divisiones en lugar de enriquecernos
mutuamente.
Pablo tuvo una visión muy amplia: «Todos son tuyos, y
tú eres
de Cristo, y Cristo es de Dios» (1 Cor
3, 22-23).
La
voluntad de Cristo nos compromete con un camino de unidad y reconciliación.
También
nos compromete a unir nuestra oración a la suya: «que todos
sean uno
(...); para que el mundo crea» (Jn
17, 21).
Nunca os
resignéis al escándalo de la separación de los cristianos que con tanta
facilidad
profesan el amor al prójimo y, sin embargo, permanecen divididos.
Haz de
la unidad del cuerpo de Cristo tu incansable preocupación.
La regla de Taizé en francés e inglés (2012) p. 13
Oración
Espíritu
Santo,
fuego
vivificador y aliento suave,
ven y
permanece en nosotros.
Renueva
en nosotros la pasión por la unidad,
para que
podamos vivir conscientes del vínculo que nos une a ti.
Que
todos los que nos hemos entregado a Cristo en el bautismo
nos
unamos y demos testimonio de la esperanza que nos sostiene.
Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de
los Cristianos
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