enero 15, 2021
Algunas
personas dicen: «No soy capaz de despertar el amor de los demás.» Pero en el
amor no correspondido siempre existe la esperanza de que algún día será
aceptado.
Otros
escriben en sus diarios: «Nadie reconoce mi ingenio, nadie aprecia mi talento,
nadie respeta mis sueños.» Pero también para ellos existe la esperanza de que
las cosas cambien después de muchas luchas.
Otros
se pasan el día llamando a puertas y explicando: «Estoy desempleado.» Saben
que, si son pacientes, algún día una de las puertas se abrirá.
Pero
los hay que se despiertan todas las mañanas con el corazón oprimido. No buscan
amor, ni reconocimiento, ni trabajo.
Se
dicen a sí mismos: «Soy inútil. Vivo porque necesito sobrevivir, pero a nadie,
absolutamente a nadie, le interesa demasiado lo que hago.»
El
sol brilla allá fuera, la familia está a su alrededor, procuran mantener la
máscara de alegría porque a los ojos de los demás tienen todo lo que han soñado.
Pero están convencidos de que todo el mundo puede prescindir de ellos. O porque
son demasiado jóvenes y piensan que los más viejos tienen otras preocupaciones,
o porque son demasiado viejos y creen que a los más jóvenes no les importa lo
que tienen que decir.
El
poeta escribe algunas líneas y las tira a la basura pensando: «Esto no le
interesa a nadie.»
El
empleado llega al trabajo, y todo lo que hace es repetir la tarea del día
anterior. Cree que, si un día lo despiden, nadie notará su ausencia.
En
el evangelio según San Marcos, nos presenta un episodio que para algunos es desconocido
y para otros ya muy repetitivo, el relato del paralitico. Ciertamente un hombre
que sufre de paralisis en todo su cuerpo es presentado ante Jesús, para este
hombre postrado en una camilla, su esperanza está en los hombres que lo llevan,
pues su enfermedad no le permite decidir hacia donde ir, sin embargo no hace oposición
a donde lo llevan, hoy debemos admirar la fe delos que llevan a este
paralitico, pues hacen lo impensable por este hermano enfermo, para que se le
conceda lo que necesita, es curioso al leer el relato que presenta Marcos, que
nadie intercede ante Jesús para que sane a este hombre. Más bien solo se le lo
colocan al frente para que el Señor decida sobre él. Estos hombres que presenta
el evangelio deciden meterse en problemas para buscar un bien mayor, el del
enfermo, ¿Cuántas personas están en las calles buscando el beneficio del otro? Muchos
son los que se arriesgan por un desconocida, veamos los que están al servicio
de la seguridad de un país, ellos han dejado casa, proyectos, familia y sirven
a toda una nación, colocando su vida en riesgo para que otra persona este
segura. Jesús en el relato decide optar por la primera necesidad del hombre,
salvar el alma. Muchos hoy día dejan aun lado el alma y se preocupan por el
cuerpo, ciertamente hay que cuidarlo, pero es más importante el alma, porque
Jesucristo nos recuerda “¿de que le sirve al hombre tener todas las riquezas
del mundo si pierde su alma?” Jesús optó por la salvación del hombre y luego
por la sanación, que siempre le pidamos al Señor lo que necesitamos y no lo que
queremos. Coloquémonos de pie y veamos al otro que está llamando.
Yalian
De Diego
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